miércoles, 18 de febrero de 2015

La "moda" del TDAH (Miriam Perez y Marta Solana)



El TDAH es una alteración real, pero para algunos ámbitos del psicoanálisis es sólo una etiqueta diagnóstica sin evidencias neurobiológicas ni genéticas. Un niño con este tipo de trastorno es alguien que muestra una inquietud; que algo hace que no pare de moverse, que lo despista y le complica la existencia y el vínculo educativo. 
A pesar de que cada vez se habla más del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) no se despejan las dudas que la sociedad tiene sobre él, porque cada vez se dan más casos. Es más, la popularización del tema ha logrado que muchos padres, preocupados por tener un hijo inquieto, acudan a las consultas pensando que su hijo es hiperactivo. Hay posibilidades de que todo el mundo presentemos en algún momento sin tomas similares a los del TDAH, sin que tenga mayor importancia ni quiera decir que deba ser diagnosticado. Los especialistas sólo diagnostican a un paciente de TDAH cuando son muchos los síntomas, estos se presentan frecuentemente, aparecen en distintos ambientes, no sólo en casa o en el colegio, y no son pasajeros, sino que se vienen arrastrando desde la primera infancia aunque haya alguna excepción en la que se tarde más en detectar.
Este trastorno se diagnostica a partir de una simple entrevista a los padres y al pequeño, por lo que no hay pruebas científicas que verifiquen que dicho niño padece de TDAH. Puede que simplemente se aburran en clase o parezcan inquietos debido a la antigüedad del modelo educativo que les hace aburrirse y no prestar atención, pero sin duda la medicación no es la solución más apropiada.








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